Para llegar a tener un país desarrollado, competitivo, sostenible y que genere un orgullo de nación, se requiere de muchos elementos, pero el primordial es la educación. Esto se ha demostrado a lo largo de la historia, y especialmente en los últimos años, cuando se ha visto como surgen nuevas economías globalizadas con altos niveles de producción y competitividad. Para llegar a esto se necesita estimular la inversión nacional y extranjera, y para que llegue esa inversión es importante que el país esté preparado y la mejor manera es tener la capacidad de ofrecer personal estratégica mente preparado, mano de obra calificada, del más alto nivel. Esto lo han logrado varios países teniendo como uno de sus pilares principales la educación.
Algunos escritores han denominado a éste siglo como el “Siglo del Conocimiento”, por eso es necesario invertir en educación, ciencia y tecnología para tener una población capaz de producir bienes industriales sofisticados y servicios de alta calidad. Por esto se requiere de profesionales universitarios con capacidad técnica y con amplios conocimiento informáticos y de lenguas, esto se logra en las aulas universitarias.
En este mundo globalizado donde lo único permanente es el cambio, no se puede obviar que una persona con estudios universitarios, tiene mayores oportunidades de salir avante en el mundo laboral, pues contará con las herramientas necesarias para ser más competitivo.
Una buena universidad deberá considerar en sus programas de estudio la formación ética, facilitar la igualdad de acceso a los diferentes sectores, sin restricciones por sexo, edad, raza o religión. Además, debe ser un espacio de aprendizaje permanente, que aproveche las herramientas que en la actualidad ofrecen las tecnologías de la información y las comunicaciones para trasladar el conocimiento a la mayor población posible.
Con las limitaciones del país y del entorno propio que pueda vivir cada estudiante universitario, éste podrá encontrar distintas barreras, para ello la sociedad y el estado deben estimular al estudiante a seguir adelante, y facilitarle condiciones que le permitan alcanzar su meta, pero lo más importante es que ese estudiante sea un convencido de que alcanzar un título universitario le traerá beneficios, tanto sociales, económicos y de satisfacción personal, y aquellos con verdadera disposición a salir adelante, seguro que lograrán superarlas.
Alcanzar la ansiada meta de un título universitario bajo la premisa que la educación no es un gasto, sino una inversión; le permitirá al graduado un reconocimiento dentro de su círculo social, pero en adición a esto sus empleadores, actuales y potenciales, le retornarán esa inversión de tiempo y recursos, en mejores condiciones laborales. Surgirán otros graduados universitarios con espíritu emprendedor que recibirán el reconocimiento de sus clientes o proveedores en sus empresas.
El país espera que el nivel de los estudiantes en las universidades sea mayor, que se aprovechen al máximo las aulas escolares, el tiempo de los estudiantes ofrecer como Universidad calidad educativa para que, a la brevedad que la situación actual del país exige, tengamos más y mejores profesionales.